Hoy en Melomanía: Led Zeppelin - Led Zeppelin
- Daniel Flores

- 20 oct
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 22 oct

Cuando Jimmy Page armó Led Zeppelin en 1968, no buscaba una banda: buscaba dinamita. Venía de The Yardbirds, cansado de los límites del pop británico y de tocar canciones que no lo representaban. Quería algo más crudo, más físico, más libre. Empezó a buscar músicos y, casi por instinto, reunió a Robert Plant, un cantante desconocido con voz enorme; John Bonham, baterista, y John Paul Jones, bajista, tecladista y arreglista. Ensayaron una semana y ya sabían que tenían algo especial. Tocaron algunos conciertos en Escandinavia como The New Yardbirds y ahí probaron el repertorio que luego grabarían.
Entraron a los estudios Olympic de Londres y grabaron el disco en 36 horas repartidas en unas pocas sesiones. Lo pagaron de su propio bolsillo: apenas 2,000 libras, una cifra bajísima incluso para la época. No había disquera todavía, ni contrato, ni plan de marketing. Pero Page sabía exactamente lo que quería. Además de tocar la guitarra, produjo el álbum entero. Usó micrófonos colocados a distancia para capturar el ambiente de la sala —una técnica que luego sería estándar en el rock— y diseñó lo que después se conocería como el “Bonham sound”: esa batería enorme, viva, con aire. El resultado fue un disco que suena potente, con profundidad tridimensional y un rango dinámico que, para 1969, era una locura. La portada también fue una provocación. Usaron la icónica imagen del dirigible Hindenburg en llamas, tomada en 1937, un símbolo visual de explosión y riesgo. Page y el mánager Peter Grantsabían que era fuerte, pero querían que la gente entendiera: esto no era pop, era algo que iba a prender fuego. De hecho, el nombre “Led Zeppelin” viene de una vieja broma entre Keith Moon y Page, sobre una banda que “caería como un globo de plomo”. Lo tomaron en serio.
El álbum arranca con “Good Times Bad Times”, ⭐️ un golpe seco de batería y un riff inmediato. Desde los primeros compases, Bonham demuestra su estilo: hace triples con el bombo que en esa época eran casi imposibles. Jones rellena con un bajo distorsionado y Plant canta con un desparpajo inusual para alguien sin experiencia. El solo de Page, grabado en una sola toma, muestra un uso adelantado del panning estéreo. En tres minutos, definen su sonido.
“Babe I’m Gonna Leave You” ⭐️ sigue con un contraste brutal: empieza con guitarra acústica en afinación abierta y de pronto explota en distorsión. Page la había tomado de un tema folk que escuchó en un disco de Joan Baez, pero le dio un arco dramático nuevo. Plant pasa de susurro a grito, y Bonham toca con un sentido del tiempo que parece expandirse y contraerse. Fue una de las primeras veces que alguien mezcló folk y rock con esa intensidad.
Con “You Shook Me” ⭐️ entran de lleno al blues, pero lo llevan a otra dimensión. La guitarra de Page y la armónica de Plant se contestan nota por nota, casi como si fueran hermanos gemelos que se leen la mente. Lo grabaron en vivo, sin edición, con los amplificadores saturando el cuarto. Era blues clásico, pero con una fuerza eléctrica que nadie había oído.
“Dazed and Confused” ⭐️ es el eje del disco. Page la basó en un tema de Jake Holmes, pero la transformó por completo. El riff principal es hipnótico, oscuro, y en medio aparece el famoso solo tocado con arco de violín, que convirtió a la guitarra en un instrumento casi psicodélico. Bonham sostiene el ritmo con una tensión constante, Jones construye un colchón de bajo denso, y Plant improvisa sobre el caos. En los conciertos, este tema podía durar veinte minutos: era su espacio para romper las reglas.
“Your Time Is Gonna Come” abre con un órgano de iglesia tocado por Jones, que también compuso el tema. Suena casi espiritual, hasta que entra la guitarra acústica de Page en afinación DADGAD, dándole un color exótico. Es un himno disfrazado de canción de ruptura. Plant no figura en los créditos, aunque escribió parte de la letra: aún tenía contrato con su disquera anterior, así que no podía aparecer oficialmente como autor.
“Black Mountain Side” es una pieza instrumental corta, Page solo con guitarra acústica y percusiones de tabla. Se inspiró en melodías celtas y lo grabó con un toque oriental. Es la primera muestra clara del gusto de Page por el folk inglés mezclado con música del mundo, algo que desarrollaría más adelante en Led Zeppelin III.
“Communication Breakdown” ⭐️ es una descarga de dos minutos y medio. El riff es rápido, agresivo, casi punk antes del punk. El solo de guitarra está lleno de púa alternada precisa, sin repetir frases.
“I Can’t Quit You Baby” vuelve al blues clásico, una canción de Willie Dixon que tocaron casi en vivo en el estudio. Page usa un tono grueso, saturado, y deja errores deliberadamente: quería que se sintiera humano, sin pulir. La voz de Plant, desgarrada, encaja a la perfección.
El cierre, “How Many More Times”, condensa todo lo que habían mostrado: groove de bajo, riffs que cambian de forma, improvisaciones extendidas. Dura ocho minutos, pero se siente vivo. La guitarra pasa del blues al rock psicodélico en cuestión de segundos, y Bonham lo empuja todo con una fuerza que nadie tenía entonces.
El orden del álbum no fue casual: Page lo pensó como una montaña rusa, alternando calma y energía. Por eso el disco fluye, no se siente como una colección de temas. Tampoco tuvo singles. Peter Grant decidió no lanzar ninguno para que el público escuchara el álbum entero, una jugada que más tarde inspiraría a bandas como Pink Floyd o Black Sabbath. Cuando se publicó en enero de 1969, la crítica británica lo destrozó. Dijeron que era ruidoso, que copiaba a Jeff Beck, que no aportaba nada nuevo. Pero el público no pensó lo mismo. En Estados Unidos, donde el sonido era fresco y más salvaje que el pop inglés, el álbum se vendió solo. En pocos meses, Led Zeppelin pasó de tocar en clubes a llenar arenas.







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