top of page

Hoy en Melomanía: Robin Trower - Bridge of Sighs

Actualizado: 22 oct

ree

En 1974, Robin Trower ya no era un guitarrista buscando su lugar: era un hombre con la Strat colgada al cuello y un sonido claro en la cabeza. Apenas un año antes había debutado con Twice Removed From Yesterday, un disco oscuro y melancólico que lo mostraba tanteando su camino. Pero con Bridge of Sighs todo cambió: Trower encontró la voz que lo sacaría de la sombra de Hendrix y lo pondría en la primera línea de los guitarristas de los setenta. El título lo tomó de una prisión londinense, donde los presos, antes de ser encerrados, miraban por última vez el cielo desde un arco al que llamaban “el puente de los suspiros”. Y ese es el tono del disco: canciones que miran hacia la libertad, cargadas de nostalgia y condena.


El trío era el mismo: James Dewar al bajo y a la voz, Reg Isidore en la batería. Pero esta vez todo sonaba distinto. Dewar, con esa voz soul profunda, convirtió cada tema en una súplica; su bajo firme era el suelo sobre el cual Trower pintaba atmósferas. Isidore, con su groove suelto, daba un pulso más fluido que el de los bateristas de hard-rock de la época, y esa elasticidad era perfecta para que la guitarra flotara.


Chrysalis Records sabía que aquí tenían algo grande entre manos. Lo habían fichado como su “guitarrista espiritual” y apostaron por repetir la fórmula con Matthew Fisher como productor. Fisher entendía que la guitarra debía sonar envolvente sin ahogar a Dewar, y en los AIR Studios de Londres supo usar la consola Neve para darle calidez y profundidad. El resultado fue un disco que parecía más grande que un simple trío.


1. Day of the Eagle ⭐️ Un arranque poderoso, riff pesado y directo, con Dewar cantando como un predicador de blues. La guitarra suena cortante, con vibrato agresivo y un groove que recuerda a Cream. Un blues-rock feroz que presenta al nuevo Trower con fuerza bruta. “I saw the day of the eagle, the eagle flying free.”

2. Bridge of Sighs ⭐️ la pieza central, es pura hipnosis: un tempo lento, notas suspendidas en Univibe, y la voz solemne de Dewar que suena como un réquiem.

3. In This Place ⭐️ baja la intensidad con guitarras limpias y melancólicas, casi folk, pero cargadas de espiritualidad.

4. The Fool and Me ⭐️ retoma el pulso eléctrico con un riff pegajoso, un blues rápido que en vivo era puro fuego.

5. Too Rolling Stoned ⭐️ se convirtió en su himno. Empieza con un shuffle relajado, juguetea con wah, y termina en una avalancha de solos que en directo podían durar veinte minutos.

6. About to Begin ⭐️ tiene guitarras suspendidas en eco y la voz de Dewar cargada de emoción contenida.

7. Lady Love sorprende con un aire funky y ligero, casi alegre, mostrando que el trío también sabía sonar luminoso.

8. Little Bit of Sympathy cierra con explosión: riffs pesados y un aire casi gospel en la voz.

La recepción fue inmediata. Bridge of Sighs entró directo al Top 10 de Billboard en EE.UU., alcanzando el puesto #7, un salto enorme para un músico que un año antes era considerado de culto. En Inglaterra seguían viéndolo como “otro hijo de Hendrix”, pero en Norteamérica llenaba teatros con su trío. Y aunque el disco marcó su consolidación, también fue un final de etapa: sería el último con Reg Isidore, que pronto dejaría el lugar a Bill Lordan, un baterista más pesado y contundente que cambiaría el pulso de la banda en For Earth Below.

Con el tiempo, Bridge of Sighs se convirtió en uno de los discos de guitarra más influyentes de los setenta. El eco de estas canciones aún resuena medio siglo después. Como curiosidad final: Trower decía en broma que el público pedía Too Rolling Stoned con más insistencia que si le cantaran “Happy Birthday”.


Comentarios


©Daniel Flores 2025

bottom of page