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Hoy en Melomanía: Robin Trower - Twice Removed from Yesterday

Actualizado: 22 oct

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En 1973, Robin Trower decidió dar un salto al vacío: dejar atrás la seguridad de Procol Harum y arriesgarlo todo en un trío eléctrico. El resultado fue Twice Removed From Yesterday, un disco que parecía escrito en una habitación oscura, con una Strat llorando notas suspendidas en el aire y una voz que sonaba como si Otis Redding hubiera renacido en un grupo de blues británico.


La historia empieza con Trower sintiéndose sofocado en Procol Harum, donde su guitarra quedaba a la sombra del órgano de Gary Brooker. Necesitaba aire, y lo encontró en James Dewar, un bajista escocés con voz de terciopelo y alma de cantante de soul, y en Reg Isidore, un baterista nacido en Aruba que traía un groove distinto, más suelto, con cierto aire funky. Juntos eran un power trío, pero no como Cream o Hendrix Experience; este era un trío de sombras y texturas, donde cada silencio pesaba. Trower cargaba con la obsesión de haber visto a Hendrix en vivo en el ’67 y de no poder quitárselo de la cabeza. Este disco fue su forma de procesar esa herencia: no copiarlo, sino filtrarlo a través de su propia melancolía británica. Trower tenía 28 años cuando lo grabó, y ya había desarrollado un vibrato tan ancho que parecía voz humana. Tocaba casi siempre con Stratocasters blancas, enchufadas a cabezales Marshall, afinadas medio tono abajo como Hendrix. Ese detalle de la afinación le daba un dramatismo distinto, porque todo sonaba más pesado, más tenso. Evitaba llenar el aire de efectos: un Univibe aquí, un wah sutil allá, y mucho reverb para que las notas se quedaran flotando. Dewar, con su bajo firme, lo sostenía todo, y además cantaba con una intensidad que hacía que la guitarra pareciera un segundo vocalista.


La disquera fue Chrysalis, que lo vendía como su próxima gran estrella de guitarra, pero sin la estridencia de un Clapton o un Page. Por eso eligieron a Matthew Fisher como productor: alguien que entendiera de atmósferas más que de virtuosismo. Grabaron en los AIR Studios de George Martin, donde podían experimentar con reverbs largas y panoramas amplios que hacían que el trío sonara más grande de lo que era. El título, Twice Removed From Yesterday, hablaba de esa sensación de estar arrancado del pasado, de mirar atrás con nostalgia pero sin poder volver. La portada, oscura y surreal, parecía confirmar que no era un disco de blues cualquiera, sino un viaje interior.


1. I Can’t Wait Much Longer ⭐️– Puro soul-blues, con Dewar cantando al límite y la Strat de Trower respondiendo con un vibrato ancho y notas que parecen llorar. La guitarra y la voz se contestan como si fueran dos cantantes en diálogo.


2. Daydream ⭐️ – El viaje psicodélico del disco. El Univibe convierte la guitarra en un océano en movimiento lento, mientras Trower extiende un solo hipnótico.


3. Hannah ⭐️ – El tema más cercano al hard-blues británico, con riffs secos y cortantes. La base de Isidore mantiene el groove firme y Trower dispara frases rápidas y directas, al estilo Cream.


4. Man of the World – Homenaje a Peter Green. Aquí Trower se muestra más contenido, usando acordes limpios y reverberantes para transmitir melancolía. Es un puente espiritual entre Green, Hendrix y él mismo.


5. I Can’t Stand It – Groove funky con wah-wah apenas insinuado. Dewar le da un aire R&B y la guitarra se mueve entre riffs sincopados y un solo que nunca se desborda.


6. Rock Me Baby – Clásico de B.B. King transformado en hard-blues. El riff empapado en Marshall suena musculoso y el solo de Trower es un despliegue de crudeza.


7. Twice Removed from Yesterday – La pieza confesional del disco. Guitarras limpias y cargadas de reverb, con Dewar cantando casi como si recitara una plegaria.


8. Sinner’s Song – Oscura y mística, la guitarra suena como un lamento profundo. Trower experimenta con tensiones y silencios que pesan tanto como sus estallidos eléctricos. “The sinner’s song is never done.”


9. Ballerina – Cierre delicado y melancólico. Dewar canta en susurros y la guitarra flota en un eco etéreo que deja el disco suspendido en el aire.


Cuando salió, el disco no arrasó en listas. En Inglaterra muchos lo vieron como “otro guitarrista hendrixiano”, pero en Estados Unidos fue diferente: allá lo recibieron como al legítimo heredero del sonido perdido tras 1970. Con los años, se convirtió en un disco de culto, y hoy se le reconoce por lo que realmente es: el inicio de una trilogía mágica junto a Bridge of Sighs y For Earth Below. Lo interesante es que este debut es más oscuro, más introspectivo; en Bridge of Sighs Trower sería más expansivo y épico, pero aquí está su espíritu desnudo. Guitarristas como Uli Jon Roth, Warren Haynes y Steve Lukather lo citan como influencia directa.


En la época de Twice Removed From Yesterday, Robin Trower solía ser presentado en entrevistas como “el fantasma de Hendrix”. A él le incomodaba, pero en lugar de huir de la comparación, decidió abrazarla: en los conciertos de 1973 afinaba medio tono abajo y usaba casi el mismo set-up de Jimi. Sin embargo, cuando se le preguntaba si quería ser “el nuevo Hendrix”, él respondía: “No, quiero ser el primer Robin Trower”. Esa frase terminó marcando toda su carrera, y este álbum fue la primera prueba de que tenía razón.



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©Daniel Flores 2025

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