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Hoy en Melomanía: Tower of Power - Tower of Power

Actualizado: 22 oct

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En 1973, Tower of Power lanzó su tercer álbum homónimo, el disco que los catapultó de ser una banda local de Oakland a referentes universales del funk y el soul. Aquí aparece por primera vez Lenny Williams, cuya voz se convertiría en la más icónica de la historia del grupo, y es también el único álbum de la banda que logró colocar dos sencillos en el Top 40 de Billboard: “So Very Hard to Go” y “What Is Hip?”. El álbum Tower of Power apareció en un año donde el funk estaba en plena metamorfosis. James Brown había llevado el género a la crudeza rítmica, Sly & the Family Stone experimentaba con psicodelia y caos en San Francisco, y Stevie Wonder redefinía el soul con Innervisions. En medio de ese panorama, Tower of Power eligió un camino distinto: funk preciso, metales arreglados casi como si fueran una orquesta, letras con ironía y sensibilidad, y una voz —Lenny Williams— que lograba ser tan desgarrada como elegante.


Tower of Power nació en Oakland en 1968 de la mano de Emilio Castillo y Doc Kupka, dos jóvenes obsesionados con el soul y el R&B que venían de tocar en pequeñas bandas de barrio bajo el nombre de The Motowns; al transformarse en Tower of Power, su misión fue clara: una banda de metales tan afilada como James Brown pero con la sofisticación armónica de Curtis Mayfield. Para este tercer álbum llegó la pieza que les faltaba: Lenny Williams, un vocalista con pasado como solista en el circuito de Oakland, cuya voz dio a la banda una identidad definitiva; el saxofonista Skip Mesquite había salido y su lugar lo ocupó el joven Lenny Pickett, un virtuoso del saxo tenor que luego se volvería leyenda en Saturday Night Live. Cada miembro tenía un rol preciso: Rocco Prestia con su bajo inagotable en semicorcheas, Garibaldi como reloj rítmico, Chester Thompson con un Hammond que respiraba Memphis, Bruce Conte con guitarras funky y blueseras, y los metales de Adams y Gillette que pintaban todo con colores brillantes. El álbum surgió como una declaración de identidad: ya no querían ser “la banda promesa de Oakland”, sino demostrar que podían crear himnos atemporales, con un concepto claro de funk urbano y reflexivo, heredero de James Brown y Sly Stone, pero con un pulso propio.


El guitarrista Bruce Conte fue el encargado de darle cuerpo y filo a estas canciones; nacido en 1950 en California, venía de tocar en pequeñas agrupaciones de R&B hasta que Castillo lo invitó en 1972 a sumarse a la aventura. Conte no era un solista de largas improvisaciones, sino un tejedor de ritmos, influenciado por Steve Cropper y B.B. King, con un toque seco y exacto que se sentía más como percusión armónica que como acompañamiento convencional. Su arma principal era una Gibson ES-335 y a veces una Les Paul, enchufada a amplis Fender, con un tono cálido, sin distorsión excesiva, ideal para riffs sincopados y cortes de wah discretos; ese sonido, preciso y cortante, es lo que mantiene vivo el groove en “What Is Hip?” y lo que acaricia en las baladas como “So Very Hard to Go”. Un detalle pocas veces contado es que Rocco Prestia grabó muchas de sus líneas de bajo sentado, debido a problemas de espalda que lo aquejaban desde joven. Sin embargo, esa limitación física nunca frenó su estilo de semicorcheas constantes, conocido como “fingerstyle muted funk”, donde cada nota era apagada de inmediato para crear la ilusión de un motor que nunca se detiene. Su disciplina obsesiva fue parte clave del sonido del álbum.


Warner Bros. Records entendió que tenía en sus manos algo más grande que una banda funk local, y diseñó la estrategia de posicionarlos como el nuevo estandarte del soul de la Costa Oeste; el productor no fue un externo, sino la misma banda, con Greg Adams al frente de los arreglos de metales y decisiones de sonido, demostrando que confiaban en su propio instinto. Eligieron grabar en Trans Maximus Studios de Memphis, un lugar impregnado por el legado de Stax, buscando capturar esa calidez sureña y combinarla con la precisión de Oakland. El resultado técnico fue impresionante: capas de metales grabadas con overdubs quirúrgicos, la base rítmica de Rocco y Garibaldi pegada al metrónomo, y una mezcla a cargo de Ron Capone que dio a cada instrumento su lugar sin perder la sensación de directo. El título homónimo reforzaba la idea de “este somos nosotros, sin disfraces”.


  1. “What Is Hip?” ⭐️ – Crítica a la obsesión por las modas (“So you want to be one of the faces…”), sostenida por riffs de guitarra afilados y un solo breve pero letal; es el tema que definió su identidad.

  2. “Clever Girl” ⭐️ – Soul con elegancia, guitarra rítmica en staccato como un latido constante, y la historia de una mujer que juega con ventaja en el amor.

  3. “This Time It’s Real” – Balada emotiva donde Lenny Williams canta con el corazón desgarrado; la guitarra acompaña con acordes limpios y cálidos.

  4. “Will I Ever Find a Love?” ⭐️ – Un lamento soul, con la guitarra en arpegios que se entrelazan con el Hammond.

  5. “Get Yo’ Feet Back on the Ground” – Un funk con moraleja: volver a la realidad; aquí la guitarra lanza octavas sincopadas a lo Curtis Mayfield.

  6. “So Very Hard to Go” ⭐️– La joya melódica del disco, un éxito en radio, con metales que lloran y la guitarra suavemente acompañando; la frase inolvidable: “Ain’t nothing I can say, nothing I can do…”.

  7. “Soul Vaccination” ⭐️– Una metáfora de la música como remedio; la guitarra aporta cortes secos que refuerzan la sección rítmica.

  8. “Both Sorry Over Nothin’” – Diálogo funk entre voces, con la guitarra con el wah marcando el ritmo.

  9. “Clean Slate” – Instrumental donde Conte demuestra precisión quirúrgica en riffs funk, sin necesidad de solos extensos.

  10. “Just Another Day” – Cierre en tono soul con guitarras relajadas.


El álbum Tower of Power fue la confirmación de que Oakland tenía una banda que podía competir con cualquier gigante del funk y el soul; la crítica lo recibió como un trabajo impecable, y con el tiempo se volvió referencia obligatoria para entender el género. “So Very Hard to Go” entró al Top 20 del Billboard, “What Is Hip?” se convirtió en clásico eterno, y cada músico fue reconocido como maestro en su instrumento, en especial Rocco Prestia, cuyo estilo de bajo se volvió escuela. Muchas bandas de funk posteriores copiaron arreglos de metales directamente de este disco, y aún hoy, casi todas las canciones siguen vivas en sus conciertos. A partir de este disco, la sección de metales de Tower of Power se convirtió en un “sello sonoro” que otros artistas comenzaron a buscar.


Poco después grabaron con Santana (Everybody’s Everything), aportaron en los arreglos de Elton John (Caribou), e incluso colaboraron con Aerosmith (Get Your Wings). Este álbum demostró que sus metales no eran un adorno, sino un instrumento protagonista con identidad propia, tan reconocible como la voz o la guitarra. Bajistas como Marcus Miller y Victor Wooten han reconocido la influencia de Prestia, y bateristas de funk y jazz fusión analizan todavía los patrones de Garibaldi como si fueran un lenguaje propio. Incluso en el acid jazz británico de los 90 o en el neo-soul de D’Angelo se perciben ecos de lo que Tower of Power estableció en 1973. Y si algo quedó claro con este disco es que sin la voz de Lenny Williams el grupo no habría alcanzado ese nivel de universalidad: basta con poner play a “What Is Hip?” medio siglo después para entender que el groove de Oakland sigue siendo un idioma que no envejece.



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